A sus cincuenta y tres años, Agatha Raisin quiere empezar de cero: ha decidido cerrar su empresa de relaciones públicas y cambiar su piso de Londres por una casita de ensueño en Carsely, un pueblo en el corazón de la Inglaterra rural. El problema es que empezar de cero no es tan fácil: Agatha se siente sola, echa de menos su vida social londinense y, por si fuera poco, percibe que sus nuevos vecinos la tratan con una frialdad que para una mujer acostumbrada a salirse con la suya puede resultar ofensiva.
Dispuesta a hacer lo que sea por ganarse la simpatía del vecindario, Agatha decide participar en un concurso de quiches. Para asegurarse el triunfo, compra una quiche en una tienda de comida preparada de la City. ¿Qué es entonces lo peor que puede pasarle, además de no ganar un concurso dotado con un premio de diez míseras libras? Que uno de los miembros del jurado muera envenenado… Señalada por medio pueblo como principal sospechosa, Agatha Raisin iniciará las pesquisas por su cuenta y riesgo.
Dispuesta a hacer lo que sea por ganarse la simpatía del vecindario, Agatha decide participar en un concurso de quiches. Para asegurarse el triunfo, compra una quiche en una tienda de comida preparada de la City. ¿Qué es entonces lo peor que puede pasarle, además de no ganar un concurso dotado con un premio de diez míseras libras? Que uno de los miembros del jurado muera envenenado… Señalada por medio pueblo como principal sospechosa, Agatha Raisin iniciará las pesquisas por su cuenta y riesgo.
Reseña
Agatha Raistin es un personaje muy curioso, y en él apreciaremos una lenta evolución, que va desde su inicio como fría, dura y distante empresaria, a la dulce imagen de una dama de la aristocracia rural, ya más que descrita en muchas novelas y películas, y que se encuentra llena a rebosar de obras benéficas, rastrillos y concursos de tartas y pasteles.
La narrativa de este libro es sencilla, y me recuerda a esas novelas donde lo importante no es hacer un gran despliegue de conocimientos descriptivos y menos aún complejas técnicas literarias para atrapar a los lectores.
La autora mediante un argumento sencillo y unos capítulos breves, nos mantiene pendiente de la devolución de la protagonista, que si bien nos puede recordar a la entrometida Miss Marple de Agatha Christie, posee su propio carisma y método deductivo, además de un sentido del humor especial que la llevará a convertirse en alguien entrañable.
Por otro lado, poco a poco nos sumerge en un argumento que nos atrapa y no se hace en ningún momento pesado, más bien todo lo contrario, encontrándonos en ocasiones situaciones realmente hilarantes.
Cada uno de los personajes están descritos al detalle, y el entorno aparece descrito de tal manera, que se convierte en una obra atemporal, tal vez lo importante en este caso no es el dónde, cómo y quién comete el crimen, sino el deseo de la autora por narrar un 'suceso' detectivesco, con un cierto humor reflejado en la exageración estereotipada de cada uno de los participes de la trama: desde los borrachines del pub inglés, a las estiradas 'señoritas' de la asociación del pueblo, ¡cómo no! aliadas con el pastor de la iglesia, y los policías torpes o pueblerinos.
Es una novela policíaca sencilla sin pretensiones de tener una compleja trama de personajes conflictivos, angustiados y obsesionados, y por ello tal vez se convierte en una obra policíaca con un especial encanto: sencilla, fácil de leer, y preparada para entretener.
Si yo fuera este libro me iría al a campiña inglesa con la Señorita Raisin, a ver como se va convirtiendo de Cruela de Vil en la Señora Fletcher, o más bien en la abuelita cuidadora de Piolín.
La narrativa de este libro es sencilla, y me recuerda a esas novelas donde lo importante no es hacer un gran despliegue de conocimientos descriptivos y menos aún complejas técnicas literarias para atrapar a los lectores.
La autora mediante un argumento sencillo y unos capítulos breves, nos mantiene pendiente de la devolución de la protagonista, que si bien nos puede recordar a la entrometida Miss Marple de Agatha Christie, posee su propio carisma y método deductivo, además de un sentido del humor especial que la llevará a convertirse en alguien entrañable.
Por otro lado, poco a poco nos sumerge en un argumento que nos atrapa y no se hace en ningún momento pesado, más bien todo lo contrario, encontrándonos en ocasiones situaciones realmente hilarantes.
Cada uno de los personajes están descritos al detalle, y el entorno aparece descrito de tal manera, que se convierte en una obra atemporal, tal vez lo importante en este caso no es el dónde, cómo y quién comete el crimen, sino el deseo de la autora por narrar un 'suceso' detectivesco, con un cierto humor reflejado en la exageración estereotipada de cada uno de los participes de la trama: desde los borrachines del pub inglés, a las estiradas 'señoritas' de la asociación del pueblo, ¡cómo no! aliadas con el pastor de la iglesia, y los policías torpes o pueblerinos.
Es una novela policíaca sencilla sin pretensiones de tener una compleja trama de personajes conflictivos, angustiados y obsesionados, y por ello tal vez se convierte en una obra policíaca con un especial encanto: sencilla, fácil de leer, y preparada para entretener.
Si yo fuera este libro me iría al a campiña inglesa con la Señorita Raisin, a ver como se va convirtiendo de Cruela de Vil en la Señora Fletcher, o más bien en la abuelita cuidadora de Piolín.
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