En Queens, en el mes julio de 1965, las calles arden a causa de una ola de calor. Ruth Malone, una joven madre del barrio, se levanta una mañana y descubre la puerta de la habitación de sus dos hijos pequeños abierta de par en par. Han desaparecido.
No hay peor pesadilla para una madre, pero Ruth Malone no es como las otras. Siempre perfectamente maquillada, vestida de forma provocativa, la policía encuentra botellas vacías de alcohol por todo su apartamento… los detectives que siguen el caso hacen las suposiciones más obvias, ayudados por los cotillas y envidiosos del vecindario.
Pete Wonicke, un periodista inexperto al cargo de cubrir su primer caso importante, no puede evitar llegar a esas mismas conclusiones. Sin embargo, cuanto más tiempo pasa con Ruth, más se da cuenta de que los policías no siempre son los buenos y de que las obsesiones personales de ciertos detectives pueden estar influyendo en la investigación. Ruth Malone es fascinante, un reto y un misterio, pero ¿sería capaz de matar a sus propios hijos? Basada en hechos reales, Muertes pequeñas nos cuenta una historia de amor, moralidad y obsesión, y analiza la capacidad que tiene todo ser humano para el bien y el mal.
Reseña
En pequeñas muertes he encontrado una extraña narración. No por su desarrollo ni por su trama, sino por sus personajes y el tratamiento que de ellos hace la autora.
La protagonista principal, Ruth Malone, es una mujer tal vez frívola, despreocupada, indolente con respecto al cuidado de sus hijos, sin embargo es la madre de los niños desaparecidos, dato que en ningún momento del relato, parece importante.
Es acosada, acusada y agobiada por los medios de comunicación, por su ligera moral y su licencioso comportamiento, sin embargo, a nadie le importa cómo era su comportamiento en relación con sus hijos.
La policía, actúa de una forma vaga; el inspector encargado del caso es una persona que busca rápido cerrar el caso y jubilarse, siendo objeto de su obsesión la protagonista, por lo ya dicho, su comportamiento no es el que se consideraría adecuado para la época.
El periodista, Peter Wonicke, intenta a toda costa encauzar su carrera, lanzarse de alguna manera al estrellato dentro de la jerarquía periodística, pero sucumbe a su vez al raro encanto de la protagonista, tal vez deslumbrado por su belleza y su magnetismo.
El padre es alguien amargado por la separación y el inminente divorcio, que sin embargo es completamente indiferente a los sucesos que le rodean, y que hace culpable a su ex-mujer, cuando el mismo tiene parte de culpa del comportamiento de ella.
El resto de personajes son meros comparsas, no son mas que actores puestos por la escritora para realzar y acentuar el comportamiento "defectuoso" de la madre.
En esta narración, existe una constante, y es que todo gira alrededor de la protagonista. La escritora, de una manera casi obsesiva la persigue, la destruye como personaje, dando todo el rato una descripción triste y deprimente: La dibuja como alguien egoísta totalmente despreocupada, y que tan solo quiere aparentar ser fuerte e inteligente, y a medida que leemos, nos vemos inducidos a la fuerza en ver todo lo contrario.
La novela no tiene un hilo conductor muy coherente, al inicio es algo difícil enganchar con ella, ya que se dan muchos rodeos, y se intenta, insistiendo una y otra vez en lo mismo: lo mala persona que es la madre, no existe ninguna posibilidad de redención, es culpable sí o sí.
La obra está escrita muy al estilo de los años 60, de una manera periodística, imitando el estilo de Truman Capote, pero no consigue más que un conjunto de altibajos en la trama, que en ocasiones se hacen muy pesados.
El final de esta novela es algo precipitado, nos muestra como por mucho que quisiera la protagonista ser dura ante la adversidad y el hecho de la muerte de sus hijos, acaba siendo alguien totalmente derrumbado, sin futuro e incapaz de superar el dolor que siente por dentro.
Pero no todo son defectos, la ambientación de las escenas sí se consigue, nos infiltramos en estados unidos, en los años 60, con cierta facilidad.
Y vuelvo a hacer hincapié en el final, no es el que esperas, y espero que os animéis a averiguarlo por vosotros mismos.
La protagonista principal, Ruth Malone, es una mujer tal vez frívola, despreocupada, indolente con respecto al cuidado de sus hijos, sin embargo es la madre de los niños desaparecidos, dato que en ningún momento del relato, parece importante.
Es acosada, acusada y agobiada por los medios de comunicación, por su ligera moral y su licencioso comportamiento, sin embargo, a nadie le importa cómo era su comportamiento en relación con sus hijos.
La policía, actúa de una forma vaga; el inspector encargado del caso es una persona que busca rápido cerrar el caso y jubilarse, siendo objeto de su obsesión la protagonista, por lo ya dicho, su comportamiento no es el que se consideraría adecuado para la época.
El periodista, Peter Wonicke, intenta a toda costa encauzar su carrera, lanzarse de alguna manera al estrellato dentro de la jerarquía periodística, pero sucumbe a su vez al raro encanto de la protagonista, tal vez deslumbrado por su belleza y su magnetismo.
El padre es alguien amargado por la separación y el inminente divorcio, que sin embargo es completamente indiferente a los sucesos que le rodean, y que hace culpable a su ex-mujer, cuando el mismo tiene parte de culpa del comportamiento de ella.
El resto de personajes son meros comparsas, no son mas que actores puestos por la escritora para realzar y acentuar el comportamiento "defectuoso" de la madre.
En esta narración, existe una constante, y es que todo gira alrededor de la protagonista. La escritora, de una manera casi obsesiva la persigue, la destruye como personaje, dando todo el rato una descripción triste y deprimente: La dibuja como alguien egoísta totalmente despreocupada, y que tan solo quiere aparentar ser fuerte e inteligente, y a medida que leemos, nos vemos inducidos a la fuerza en ver todo lo contrario.
La novela no tiene un hilo conductor muy coherente, al inicio es algo difícil enganchar con ella, ya que se dan muchos rodeos, y se intenta, insistiendo una y otra vez en lo mismo: lo mala persona que es la madre, no existe ninguna posibilidad de redención, es culpable sí o sí.
La obra está escrita muy al estilo de los años 60, de una manera periodística, imitando el estilo de Truman Capote, pero no consigue más que un conjunto de altibajos en la trama, que en ocasiones se hacen muy pesados.
El final de esta novela es algo precipitado, nos muestra como por mucho que quisiera la protagonista ser dura ante la adversidad y el hecho de la muerte de sus hijos, acaba siendo alguien totalmente derrumbado, sin futuro e incapaz de superar el dolor que siente por dentro.
Pero no todo son defectos, la ambientación de las escenas sí se consigue, nos infiltramos en estados unidos, en los años 60, con cierta facilidad.
Y vuelvo a hacer hincapié en el final, no es el que esperas, y espero que os animéis a averiguarlo por vosotros mismos.
Si yo fuera este libro no querría padecer el acoso que sufre la protagonista.
Hola de nuevo:
ResponderEliminarVAya, después de la opinión de Susurros de bibliotecas se me van quitando las ganas de leer esta novela. De momento sigo sin descartarla, pero no será una prioridad.
Besos.