Matemos al tío de Rohan O'Grady

Sinopsis

Barnaby Gaunt tiene diez años y acaba de quedarse huérfano. Solo y desamparado en la vida, ha de vivir con su tío, por lo que viaja a una preciosa isla remota de la costa de Canadá, llena de amables ancianitos y donde hay hasta un policía montado. A primera vista, todo indica que le espera un verano perfecto. Salvo por un pequeño problema: su tío está tratando de matarlo. Heredero de una fortuna de diez millones de dólares, Barnaby se cansa de decirle a todo el mundo que su tío, un hombre misterioso y aterrador, anda detrás de su herencia, pero nadie le cree. Nadie salvo Christie, una niña rara y de poco comer, que llega a la conclusión de que Barnaby solo puede detener a su demoniaco tío de una manera: matándolo primero a él. Y así, con la ayuda de Una Oreja, un puma salvaje a quien los isleños atormentan desde hace años, Christie y Barnaby traman un plan infalible.

Reseña

Es curioso como algunos libros llegan a nuestras manos; normalmente nos asomamos a las librerías y bibliotecas con expectación, buscando un libro por temática, (el famoso me apetece leer un policíaco, o un libro de miedo), pero pocas veces nos acercamos a los estantes buscando la editorial.

Este no fue mi caso, estaba buscando algo de la editorial Impedimenta.

Son varias las cosas que me atraen de esta editorial: me han atraído sus portadas, la mayoría de los libros son obras maestras casi olvidadas y además tiene un especial cuidado con la edición, tanto en la calidad del papel, como en las tipografías que utiliza y no suele defraudarme con la sinopsis de la contraportada.

Bueno, comencemos con este libro.

Este es un libro difícil de catalogar, puesto que abarca un amplio abanico de temas, entrecruzándolos.

Tiene partes de humor, sobre todo al inicio, algunas pinceladas de misterio e intriga, y sobre todo despliega en ciertos momentos, una visión refrescante del mundo de los adultos desde el punto de vista de los niños.

O'Grady, con muy pocos personajes, crea una narración que nos encandilará desde el principio; su novela está escrita con un gran despliegue de imaginación y con una prosa muy descriptiva a la par que sencilla que consigue atraparnos.

Los niños son unos personajes muy bien descritos; su manera de ver las cosas, tal vez con esa especial inocencia, cruel en sus actos o en su forma de pensar, consiguen enamorarnos.

De los adultos el protagonista mas destacable quizás sea el Montado, todo un icono de lo que se quiere ser de mayor, pero que representa la Ley, y por tanto, el punto de vista de la Justicia, además de representar todos los valores honorables que aplicaríamos a un príncipe de cuento de hadas.

El Tío, el gran malo de la novela, es el antagonista del Montado. Su crueldad y forma engañosa de actuar, desde su entrada en la novela, nos llamara la atención y desearemos que sea descubierto.

Poco a poco, y a medida que nos adentramos en la historia, se va descubriendo cada uno de los motivos por los que actúa cada uno de los protagonistas, encontrándonos con alguien muy especial: Una Oreja, un puma salvaje, que tal vez sea el personaje más sincero de toda la historia; tiene voz propia, es un actor más y la autora le da el mismo protagonismo que a cualquier protagonista humano del relato.

El escenario donde se desarrolla la novela y sobre todo el resto de personajes, nos recordarán sin duda a gran cantidad de libros y películas; son toda una población de ancianos y tenderos, que parecen salir de la famosa serie 'la Casa de la pradera' e incluso si nos descuidamos los identificaremos con algunos de los personajes de la tercera edad que aparecen en las novelas de Agatha Christie, viviendo todos ellos en armonía y sencillez.

Este es un libro que recomendaría leer a cualquier edad. Sencillo, agradable y que esconde en sus diálogos una sutil filosofía, de como se ven las cosas desde diversos puntos de vista; con el tiempo una relectura, seguramente muestre cosas nuevas.

Si yo fuera este libro, me escondería de los niños, no fueran a hacer alguna trastada conmigo y acabara deshojado y desperdigado por el campo acompañando al famoso Duque.