«Yo estaba en Roma cuando Bob Ardlan me llamó. Para ser exactos: estaba con una mujer en Roma, cuando Ardlan me llamó. Así que cuando vi su nombre en la pantalla del teléfono pensé: “Qué demonios, Bob. No me llamas en una eternidad y vienes a estropearme el mejor momento del verano”. Y lo dejé sonar. Dos días después, supe que Bob había caído desde el balcón de su mansión en Tremonte pocos minutos después de marcar mi número. ¿O tal vez le habían empujado? No me quedaba más remedio que pisar el acelerador del coche y plantarme allí para hacer unas cuantas preguntas.»
Reseña
Mikel Santiago ha creado una novela que se aleja un poco de su estilo, ya no es una novela trepidante desde el principio, aquí la trama se desarrolla, poco a poco
Ya no es un thriller psicológico, es simplemente un thriller, con mucho de novela policíaca, aunque apenas aparece la policía, los inspectores y/o detectives, que podríamos esperar en este género.
Los personajes, son variopintos, abarcando diversos niveles de complejidad y diversos estereotipos.
La novela en su mayor parte narrada en primera persona, tiene una luminosidad en sus escenarios completamente diferente a las de sus anteriores novelas.
Los distintos sucesos que van surgiendo según avanza el lector en múltiples localizaciones, conducen a un final trepidante.
En el desarrollo de la obra no se dan apenas pistas que conduzcan al desenlace, y cuando éste llega, lo hace de una manera rápida, precipitada; el lector apenas se da cuenta de que ha llegado al final, y como es habitual con este autor, quiere más.
De prosa sencilla, con unas concisas y meticulosas descripciones, Mikel Santiago, narra las relaciones, más que los escenarios, entre los personajes protagonistas, situándolos en distintos lugares y entornos, con tal maestría, que no te das cuenta apenas de la importancia de cada momento, lo cual es necesario para dilucidar el final, simplemente, quieres seguir avanzando.
Cada escenario, cuidado al máximo describe: playas, chalets de lujo y un detallado paisaje de un idílico pueblecito, con acantilados y vistas hermosas, un entorno ideal para el conjunto de personajes ricos, ambiciosos y vividores, con sus ‘pecados’, sus defectos y sus virtudes (aunque de estas pocas), que aparecen a lo largo de la narración.
El protagonista, es alguien sencillo que se ve inmerso en la historia sin querer, que acaba por dudar de todo y de todos, sufriendo a lo largo de la novela de diversos percances, tanto físicos como mentales, que nos hacen pensar en él, como el típico perdedor al que le pasa de todo; de buen corazón y desinteresado; su afán es únicamente aclarar las circunstancias de la muerte de su amigo Bob Ardlan.
Este es un libro que engancha de principio a fin, ideal para un trayecto largo de vacaciones o simplemente para disfrutarlo, a la sombra de un buen árbol.
Ya no es un thriller psicológico, es simplemente un thriller, con mucho de novela policíaca, aunque apenas aparece la policía, los inspectores y/o detectives, que podríamos esperar en este género.
Los personajes, son variopintos, abarcando diversos niveles de complejidad y diversos estereotipos.
La novela en su mayor parte narrada en primera persona, tiene una luminosidad en sus escenarios completamente diferente a las de sus anteriores novelas.
Los distintos sucesos que van surgiendo según avanza el lector en múltiples localizaciones, conducen a un final trepidante.
En el desarrollo de la obra no se dan apenas pistas que conduzcan al desenlace, y cuando éste llega, lo hace de una manera rápida, precipitada; el lector apenas se da cuenta de que ha llegado al final, y como es habitual con este autor, quiere más.
De prosa sencilla, con unas concisas y meticulosas descripciones, Mikel Santiago, narra las relaciones, más que los escenarios, entre los personajes protagonistas, situándolos en distintos lugares y entornos, con tal maestría, que no te das cuenta apenas de la importancia de cada momento, lo cual es necesario para dilucidar el final, simplemente, quieres seguir avanzando.
Cada escenario, cuidado al máximo describe: playas, chalets de lujo y un detallado paisaje de un idílico pueblecito, con acantilados y vistas hermosas, un entorno ideal para el conjunto de personajes ricos, ambiciosos y vividores, con sus ‘pecados’, sus defectos y sus virtudes (aunque de estas pocas), que aparecen a lo largo de la narración.
El protagonista, es alguien sencillo que se ve inmerso en la historia sin querer, que acaba por dudar de todo y de todos, sufriendo a lo largo de la novela de diversos percances, tanto físicos como mentales, que nos hacen pensar en él, como el típico perdedor al que le pasa de todo; de buen corazón y desinteresado; su afán es únicamente aclarar las circunstancias de la muerte de su amigo Bob Ardlan.
Este es un libro que engancha de principio a fin, ideal para un trayecto largo de vacaciones o simplemente para disfrutarlo, a la sombra de un buen árbol.
Si yo fuera este libro, me gustaría, ver actuar al protagonista en una jazz-session.
Casi todas las opiniones que he visto son buenas, y como tengo ganas de leer algo más del autor, supongo que acabaré leyéndolo :-)
ResponderEliminarBesos.