Todo sucedió muy rápido. No podría haberlo evitado... ¿o sí? En un solo segundo, el mundo de Jenna Gray se ha convertido en una pesadilla. Su único deseo ahora es huir para empezar una nueva vida lejos de todo. Desesperada por escapar, alquila una pequeña casa en la costa de Gales, esperando encontrar allí el modo de olvidar. Poco a poco, Jenna empezará a vislumbrar la luz de un futuro. Sin embargo, la persiguen sus miedos, una pena insoportable y el recuerdo de una oscura noche de noviembre que cambió su vida para siempre. Porque nadie puede huir de su pasado... y el pasado está a punto de alcanzarla.
Reseña
Podemos encasillar esta novela en el subgénero criminal doméstico (domestic noir), esas novelas donde los problemas y los trapos sucios se guardan en familia.
Es de elogiar, los giros argumentales y las sorpresas con las que nos encontramos al ir avanzando; alguno de ellos inesperados y otros que surgen como conejos de la chistera de un avezado mago. Todos ellos tienen como particularidad que son totalmente creíbles, y no sobresaltan al lector debido al gran realismo de esta novela.
La obra está escrita con un gran sentido del orden y del suspense; una planificación ingeniosa y basada en emociones.
Narrada en primera y tercera persona, con personajes pulidos, cuidados y extremadamente humanos, se adhiere al lector fijándose en su memoria y en su corazón, por los sentimientos que se cuentan, y la historia que se narra.
Los protagonistas principales son en una primera parte Jenna, y por otro los policías encargados de investigar el suceso con el que empieza esta novela.
Personajes sensibles, como he dicho antes, muy humanos, y además se vuelven muy cercanos al lector, puesto que podemos ver reflejados en ellos, posiblemente, casos y situaciones que nos rodean día a día.Vemos personas con conflictos laborales y personales, angustiadas y atemorizadas, que siguen adelante superando como pueden sus problemas.
En la segunda parte de la novela, se incorpora un personaje, que en primera persona nos relata su relación con Jenna y que realmente aclara gran parte de la trama, dando un gran giro a lo que, hasta ese momento, suponíamos era el nudo central de la historia.
Es un personaje realmente bien descrito, con unas reacciones y sentimientos propios, acordes con su protagonismo en la narración.
El lector reacciona ante lo que lee: ira, frustración, compasión, tristeza, alegría y diversos estados de ánimo se suceden, en una especie de montaña rusa, que en el trascurrir de la trama nos atrapan, deseando seguir hasta el final.
La escritora, con una minuciosidad que podríamos considerar obsesiva, nos describe situaciones extremas, y con un trasfondo claro de denuncia ante ciertos hechos, que espero que nadie conozca y menos sufra, pero que sin embargo existen, sin necesidad de cruentas y exageradas descripciones de escenarios y crímenes violentos, puesto que a veces el mayor daño se hace con las palabras o el abuso psicológico.
Historias de abusos físicos y psíquicos, de una crueldad inhumana, que indudablemente, y por la anterior profesión de la escritora (ex policía), puede describir sin exagerar, con una sencillez que en ocasiones es extraordinariamente impactante.
Si yo fuera este libro, me ofrecería a ser ejemplo de una buena novela de este estilo.
Es de elogiar, los giros argumentales y las sorpresas con las que nos encontramos al ir avanzando; alguno de ellos inesperados y otros que surgen como conejos de la chistera de un avezado mago. Todos ellos tienen como particularidad que son totalmente creíbles, y no sobresaltan al lector debido al gran realismo de esta novela.
La obra está escrita con un gran sentido del orden y del suspense; una planificación ingeniosa y basada en emociones.
Narrada en primera y tercera persona, con personajes pulidos, cuidados y extremadamente humanos, se adhiere al lector fijándose en su memoria y en su corazón, por los sentimientos que se cuentan, y la historia que se narra.
Los protagonistas principales son en una primera parte Jenna, y por otro los policías encargados de investigar el suceso con el que empieza esta novela.
Personajes sensibles, como he dicho antes, muy humanos, y además se vuelven muy cercanos al lector, puesto que podemos ver reflejados en ellos, posiblemente, casos y situaciones que nos rodean día a día.Vemos personas con conflictos laborales y personales, angustiadas y atemorizadas, que siguen adelante superando como pueden sus problemas.
En la segunda parte de la novela, se incorpora un personaje, que en primera persona nos relata su relación con Jenna y que realmente aclara gran parte de la trama, dando un gran giro a lo que, hasta ese momento, suponíamos era el nudo central de la historia.
Es un personaje realmente bien descrito, con unas reacciones y sentimientos propios, acordes con su protagonismo en la narración.
El lector reacciona ante lo que lee: ira, frustración, compasión, tristeza, alegría y diversos estados de ánimo se suceden, en una especie de montaña rusa, que en el trascurrir de la trama nos atrapan, deseando seguir hasta el final.
La escritora, con una minuciosidad que podríamos considerar obsesiva, nos describe situaciones extremas, y con un trasfondo claro de denuncia ante ciertos hechos, que espero que nadie conozca y menos sufra, pero que sin embargo existen, sin necesidad de cruentas y exageradas descripciones de escenarios y crímenes violentos, puesto que a veces el mayor daño se hace con las palabras o el abuso psicológico.
Historias de abusos físicos y psíquicos, de una crueldad inhumana, que indudablemente, y por la anterior profesión de la escritora (ex policía), puede describir sin exagerar, con una sencillez que en ocasiones es extraordinariamente impactante.
Si yo fuera este libro, me ofrecería a ser ejemplo de una buena novela de este estilo.
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